El burro por delante
Pienso que todos podemos estar de acuerdo en que la edición del trailer, hecho con la sola intención de fastidiar a los musulmanes, es algo hasta cierto punto criticable. Lo burdo del video y la falta de reflexión sobre las razones que nos impulsan a criticar el Islam lo hacen una burda e infantil expresión de ideas. Pero ideas, al fin y al cabo, y como tales, no merecen mayor respeto y pueden ser contrarrestadas con otras ideas de una forma clara, civilizada y razonable.
Como pudimos ver, no fue así como se reaccionó. Y ese es efecto de las creencias que se envuelven en un aura de respeto y que exigen que todo el mundo se incline ante ésta. Si bien puede sonar facilista el criticar a los musulmanes en general, metiéndolos a todos en un mismo saco, lo cierto es que todos comparten ese aprecio al Islam, sin importar cuan irracional pueda ser, o cuánta violencia pueda generar. Los moderados, convenientemente, eligen ignorar los detalles sangrientos y apegarse a lo bonito de sus creencias, volteándole la cara a los problemas que origina el libro que adoran y siguen. Sería un miope ignorar el (políticamente incorrecto) elefante en el cuarto, pero cuando tenemos 25,000 adherentes de un fe haciendo cosas como éstas...
25,000 manifestantes musulmanes queman templos budistas y casas en Bangladesh
Decenas de miles de manifestantes dejaron un camino de destrucción al quemar templos budistas y casas cerca del pueblo de Ramu. La violencia fue originada por una foto en Facebook que supuestamente insultaba al Islam.
Una turba de uno 25,000 manifestantes incendió al menos cinco templos y decenas de casas en el pueblo y en las villas adyacentes. luego de ver la imagen que, según dijeron, fue posteada por Uttam Barua un budista local, dijo AFP.
El grupo coreaba "Dios es grande" a medida que quemaba los templos.
Se puede decir que 25,000 personas no representan a toda una fe, pero el solo hecho de que haya 25,000 personas dispuestas a reaccionar como animales nos demuestra lo poco censurable que es tal reacción dentro de la sociedad en la que se desenvuelve. Y cuando hay alguien dispuesto a criticar tal idiosincrasia, indicando, como el niño del cuento, la desnudez del rey, se le censura, llegando al extremo de penalizar tal expresión. Tal vez una crítica o un insulto burdo puedan ser percibidos como ofensivos, pero si la mayor parte de gente que se adhiere a dicha fe no está dispuesta a evaluar y criticar las actitudes a las que cómodamente les vuelven la cara, entonces se merecen ser expuestos a tales críticas, por más burdas que sean.
Lo cual nos lleva de vuelta al tema de la blasfemia. Es por esto que es necesario el dejar en claro que, si pretendemos mejorar a través de la identificación de nuestras faltas, es necesario incluir las creencias de muchos dentro del grupo a escrutinar. Y si no les gusta, pueden hacer algo como lo que hizo Bill Donohue, presidente de la Liga Católica estadounidense, ante el cuadro de "Piss Christ:", que representa un Jesús crucificado sumergido en orina. Donohue puso un muñeco de Obama en un tarro con falso excremento.
Un acto muy católico
El Piss-Christ no me parece la gran cosa. Sin embargo, inflamó los ánimos de fervorosos creyentes. Donohue reaccionó en su acostumbrada puerilidad haciendo algo sin mayor sentido. Pero su reacción, así sea infantil, queda en el ámbito de las ideas y representaciones. Y es que, por más irracional que Donohue o el resto de borregos católicos ofendidos sean, pueden reaccionar mínimamente como gente.
En conclusión, una blasfemia puede ser producto de una crítica justa y ordenada ante la actitud de un grupo religioso cuyos dogmas no soportan el ser expuestos a la realidad y, por tanto, terminan siendo ridiculizados. También puede ser blasfemia el pueril chillido de "mecagoendios!" exclamado con las meras ganas de simplemente decir algo. Una blasfemia puede ser una imagen que caricaturiza un aspecto específico de una religión que afecta negativamente al resto de la sociedad. También puede serlo el "meme" o la imagen editada simplemente para arrancar risas fáciles. Pero todas estas blasfemias quedan en el campo de las ideas. Dibujar a Mahoma con palitos podrá ser una provocación, pero reaccionar como un animal, o querer evitar que se haga tal dibujo es una reacción desmedida. Pretender prohibir tales expresiones por ser blasfemias, usando el estandarte del respeto a queridas ideas que no se sostienen por sí mismas no hará más que originar más críticas, definitivamente, muy merecidas.