Recuerdo que cuando estaba en primaria se nos enseñó sobre la conquista de América como algo heorico y muy digno de recordarse y de celebrar. Gracias a los españoles hoy en día teníamos el idioma español y la religión católica (como si eso fuera algo bueno). Y esa idea perduró por cierto tiempo, supongo que no solo en mí sino que en muchos, hastq que poco a poco se llegó a tomar conciencia de que la conquista de América no fue la grandiosa empresa de un grupo de valientes exploradores y soldados que se nos solía pintar. Hubo grupos que sufrieron la desaparición de sus costumbres y como resultado obtuvimos lo que somos ahora. Con este razonamiento en la mano hoy en día no faltan los indignados que ubican la conquista como uno de los mayores genocidios de la historia.
Porque esas civilizaciones nunca pelearon entre ellas ni conquistaron a otras, ¿no?
El problema con este tipo de pensamiento es que asume automáticamente que blancos malos, marrones buenos, como si el territorio que hoy denominamos Latinoamérica hubiese sido un paraíso terrenal donde todos vivían felices y agarraditos de la mano, donde ninguna cultura conquistó ni cometió asesinatos en masa por motivos étnicos.
Es así que tiende a olvidarse la conquista de los Chimus a manos de los Incas. O de los Chankas que le quitaban la piel a sus prisioneros de guerra cuando aún estaban vivos. O de la guerra civil entre los herederos de Huayna Capac, Huascar y Atahualpa que dejó al imperio vulnerable ante la llegada de los españoles. Nos olvidamos de que un puñado de españoles necesitó la ayuda de otros grupos que aparentemente no estaban contentos con la forma en que los Incas los trataban.
También tendemos a olvidar las prácticas religiosas que llevaban al sacrificio humano. Solemos criticar lo involucrada que estuvo la iglesia católica en el proceso de conquista, pero si es así, también habremos de recordar que la religión en la América prehispánica no era precisamente un dechado de virtudes.
La momia Juanita, adolescente inca sacrificada a los dioses.
Murió a causa de un golpe en la cabeza que le partió el cráneo,
causando una hemorragia masiva y llenándolo con sangre
Con todo esto no pretendo justificar la conquista de América como algo bueno o grandioso. Fue un proceso sangriento y cruel en el cual las civilizaciones que ya estaban aquí llevaron la peor parte. Pero no fue la única conquista que hubo en el continente americano. Fue una más de las tantas, quizás las más longeva y la más conocida, pero los pueblos que sufrieron antes de su llegada también tuvieron el mismo resultado de aquellos subyugados por los españoles, la desaparición de su civilización a manos de otros.
Es por esto que si vamos a deplorar la conquista de América, es necesario ubicarla entre las otras que también ocurrieron. Por muy políticamente incorrecto que sea sugerir que los blancos no son los únicos malos del cuento, y los marrones no son los buenos salvajes en quienes a tantos les gusta creer.