Nada de esto es nuevo, y a estas alturas ya no llama la atención el ver representantes de la iglesia católica despotricando en contra del matrimoniohomosexual mientras que al mismo tiempo guardan un vergonzoso silencio o balbucea falsas excusas ante los violadores de niños dentro de las filas de la misma iglesia. Tampoco llama la atención el pastor evangélico que afirma que los gays son seres dominados por el pecado y nocivos para la sociedad. Menos aún los abusos en países musulmanes a vista y paciencia de las autoridades.
Lo que
sí me llama un poco la atención a veces es la mediocre actitud de pretender que
todos vivan felices siendo y creyendo lo que quieran ser y creer. Escuchamos a
menudo algo similar a "Creo en un mundo en el que nadie tiene por qué ser
discriminado por raza, sexo, situación económica, religión o identidad sexual
^_^" incluyendo a veces la carita feliz para demostrar que todo va en
buena onda. Y pienso que sí, que el asunto va en buena onda y que no se quiere
más que la felicidad para todos. El problema con este tipo de actitudes es que
son tan calabazonas que no alcanzan a entender que por lo general para una
religión la felicidad y libertad consisten en negárselas a otros. No llegan a
analizar la situación más de lo que las candidatas a Miss Cualquiercosa
analizan sus respuestas, las cuales apuntan más a quedar bien con todos.
Y nunca
quedas mal, quedas mal con nadie...
La
intención es buena; pienso que de eso no hay duda. Pero si de verdad se desea
lograr un cambio y que no todo quede en una utopía de certamen de belleza, es
necesario criticar aquello que está mal, por mucho que eso vaya a originar
berrinches y colerones a quienes les caiga el guante. Un caso bastante palpable
es la actitud de la iglesia católica ante la administración de Barack Obama. A
las organizaciones católicas no les ha gustado que Obama incluya en su plan de
salud el uso de anticonceptivos. Varios proveedores de salud están afiliados a
la iglesia católica y ven que el que se ofrezca este servicio va en contra de
su "libertad religiosa". Aquí no cabe simplemente desear que todas
vivan agarraditos de la mano creyendo o no creyendo lo que quieran. Si de
verdad se busca un cambio, entonces es necesario aclararle a la iglesia
católica que el ofrecer esos servicios no obliga a nadie que los use y si sus
enseñanzas valen la pena y la gente las sigue, los anticonceptivos quedarán
hongueándose en el mostrador. La iglesia católica (así como muchas otras)
piensan que el que se les quite las gollerías y se les deje de engreir es una
falta contra sus "libertades religiosas".
Las
buenas intenciones abundan, y creo que eso da algo de esperanza al mundo. Pero
esas buenas intenciones no pueden coexistir al lado de una ideología que
pretende crear ciudadanos de segunda clase por el mero hecho de ser distintos;
al menos no si es que se quiere ser consecuente con lo que se piensa y se dice.
Hace unos días se celebró en San Francisco la marcha del orgullo gay y entre
los participantes estaban los East Bay Atheists, una organización atea del area
de Berkeley y San Francisco. Como es natural, los ateos apoyamos la igualdad de
derechos para los homosexuales.
Sin
embargo, no fueron los únicos. Habían también episcopales, luteranos, e incluso
católicos y mormones.
Muy
simpático el uso del meme para apoyar a todos los matrimonios. Como dije antes,
esas buenas intenciones dan cierta esperanza al mundo. Pero también son
sumamente hipócritas. ¿No sabe esta gente que entre las doctrinas de su
religión está el condenar a los homosexuales, en mayor o menor medida? La
iglesia católica es bastante clara en su postura ante el matrimonio gay, y ha
llegado al extremo de criticar a las monjas estadounidenses por preocuparse máspor la desigualdad social y la pobreza que por el matrimonio gay. Y ni qué
decir de los mormones, quienes pusieron en marcha una maquinaria tremenda para
impedir que el matrimonio gay se legalizara en California. Quienes se
identifican a sí mismos como católicos o mormones, pero al mismo tiempo pretenden
apoyar la igualdad de derechos para la comunidad LGBT son seguramente gente
buena que quiere ver feliz a los demás y logra darse cuenta que no hay ninguna
razón para impedírselo. De lo que no logra darse cuenta es que siendo parte de
una organización que se enfoca en hacer totalmente lo contrario, sus buenas
intenciones se ven mezcladas con una tal vez involuntaria hipocresía, pero
hipocresía al fin y al cabo.
Para
bien o para mal, estas personas son conocidos nuestros, amigos o familiares. En
general, son gente que tendemos a apreciar en cierta medida. Particularmente
creo que van por un buen camino al no seguir borregamente todo lo que sus
pastores les dicen. Quizás necesiten un par de palabras que les aclaren el
panorama y los ayude a notar que su querida iglesia y que al usar esa etiqueta
de “católico”, “mormón”, etc, se aceptan ciertos terminos y condiciones con los
que, o se está de acuerdo, o se es un hipócrita. Eso sí, nadie cuestiona las
buenas intenciones que puedan tenerse.
Y para
acabar, sí, se dice que Jesús dijo que se amaran los unos a los otros. Y que
Jesús no discriminó a ninguno de los parias de su sociedad. Muy lindo. El día
que baje y les aclare eso a quienes perpertúan la intolerancia y el odio en su
nombre, ese día habrá recién podremos tomarlo como una fuente confiable. Hasta
entonces, parece que nada de lo que aquí se hace en su nombre parece
molestarle.