70 años de Richard Dawkins

En las primeras páginas de “The God Delusion”, Richard Dawkins cuenta cómo el capellán de su escuela, durante su niñez, se encontró repentinamente sorprendido al notar la complejidad y maravillosa realidad en la que se encontraba inmerso, acostado en un campo, rodeado de naturaleza. Dawkins nos presenta a este capellán, al que llegó a admirar, en muy buenos términos. Y es que muy a pesar de la fuerte postura atea de Dawkins, parece admitir que llega a reconocer el bien en aquellos que ven la maravilla que es la naturaleza que nos rodea.

Ciertamente, una maravilla

Como dije el año pasado en esta misma fecha, Richard Dawkins es una figura polarizante incluso dentro del movimiento ateo, si es que se le puede llamar así. Su “ateísmo militante” parece alejar a muchos liberales que prefieren vivir en un mundo políticamente correcto para no ofender a las religiones y culturas que se verán prontamente ofendidas cuando alguien (como Dawkins) empieza a hacer preguntas incómodas. Y ni qué decir de los conservadores que ven en Dawkins a u agente de un liberalismo secular que amenaza con quitarle el poder a las elites enquistadas en el poder a través de la iglesia, en cualquiera de sus formas.

Dawkins incluso goza de cierto desagrado entre ateos tanto o más militantes que él mismo. Desde los que lo critican por no ser condescendiente con los religiosos moderados, hasta aquellos que lo critican por presentarse como un “mesías” del ateísmo, pasando por los “revolucionarios” (especialmente en Latinoamérica) que no pueden ver nada que les recuerde que un hombre blanco pueda ser líder de algo.

Pero aun así, es innegable que al deshacernos de las consideraciones y las penas por religiones y culturas, las palabras de Dawkins usualmente tienen sentido, especialmente si buscamos un mundo en el que prime la razón y el espíritu de investigación. Dawkins podrá ser muy áspero cuando se refiere al fenómenos religioso, pero antes de indignarnos por su falta de reverencia, es necesario notar qué es lo que la provoca. Por lo general, lo hace un desprecio a la ciencia como método para conocer mejor el mundo que nos rodea, a favor de mitos que, aunque falsos, hacen felices a muchos. O sino también, la separación de individuos debido a diferencias religiosas que no tienen más base que la costumbre y tradición que impide a muchos avanzar hacia un futuro mejor para todos.

Eso es lo que hace a Dawkins, una persona admirable.



Hoy Richard Dawkins cumple 70 años y como es natural, puede morir en cualquier momento. Por mucho que lo admire, no me voy a engañar pensando que será eterno, o que en sus últimos años no podrá soltar uno que otro disparate. Sin embargo su legado es uno de razón y unión de la raza humana, pero no en base a un ser superior que nos ordena hacerlo así y que no admite cuestionamientos, sino en base a el conocimiento que hemos adquirido y seguiremos adquiriendo.