Pero hay algo que recuerdo bastante bien de mis clases de química. Cada vez que teníamos que resolver algún ejercicio, nuestro profesor nos decía que era en “condiciones normales”. Esto significaba que la reacción que fuéramos a hacer era a nivel del mar y con una presión de 1 atmósfera y gravedad de 9.8. Hacerlo sin estar en condiciones normales resultaría en que los elementos se comportasen de forma distinta y obtengamos un resultado errado.
Pienso que con la religión pasa algo parecido. Seguramente muchos de ustedes han tenido alguna discusión sobre el tema con algún conocido o familiar, seguramente mayor, que por haber pasado muchas penurias, por haberse rajado los lomos, por haber trabajado como bestia, para salir adelante o por su familia, cree tener la respuesta a todo. Y les dice que no creen porque “no han sufrido”.
Si ese es el caso, sería mezquino el no reconocer el esfuerzo que toma salir desde abajo y triunfar en una sociedad tan competitiva como la nuestra. Ciertamente haríamos mal en desdeñar todo ese esfuerzo, especialmente cuando hay tanta gente que simplemente se deja caer en una vida fácil y mediocre, sin hacer mayor esfuerzo por sí mismo o por sus seres queridos. Pero creo que también haríamos mal en simplemente asentir a todo lo que alguien así nos diga.
Que alguien que ha sufrido a través de los años crea en Dios no es prueba de su existencia. Estas personas, sufridas y trabajadoras, si se quiere, han tenido muchas veces que usar cualquier recurso a la mano para poder salir a flote. Y muchas veces ese recurso es el placebo que otorga la religión, de pensar que todo irá bien, que todo pasa por algo y cosas por el estilo.
Pero ese sufrimiento, en lugar de ayudar a ver las cosas claras, nos hace verlas desesperadamente. Se pierde la frialdad con que debemos analizar la realidad si es que aspiramos a tener una idea de cómo funciona esta. Es por esto que el argumento de la experiencia personal es más una falacia que otra cosa cuando se trata de demostrar la existencia de un Dios, o explicar que uno no cree en este porque “no ha sufrido”.
Hawking no la ha pasado muy bien que digamos, y vaya uno a ver
el bolondrón que se armó cuando habló de Dios
el bolondrón que se armó cuando habló de Dios
Definitivamente he tenido mis encuentros con quienes luego de haber pasado muchas penurias tratan de convencerlo a uno que he de pasar por estas para “sentir a Dios en mi corazón”. Si bien he tenido la fortuna de vivir de forma estable, no creo que esta de ninguna forma descalifique mi escepticismo (ni el de nadie) hacia la existencia de un dios. Al contrario, porque podemos ver las cosas fríamente, sin que nada nuble nuestro raciocinio es que estamos donde estamos.
Me siento muy identificado. Mi padre siempre lo dice. Y si, definitivamente, y como mencionaste, es una falacia. Cosa que siempre le remarco aunque no logre hacerlo entrar en razón. Buen artículo. :D
ReplyDeleteStephen Hawking es un buen ejemplo de alguien que no ha tenido una vida fácil, pero cuyo conocimiento de la realidad que nos rodea lo hace concluir que la existencia de Dios no es necesaria para nadie.
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