El Imperio (de Ratzinger) Contraataca

Como ya muchos deben saber, hace unos días Stephen Hawking declaró que no era necesario un Dios para la creación del universo. Como era de esperarse, esto causó llanto y crujir de dientes entre los creyentes, que veían a uno de los pesos pesados de la ciencia moderna darle en el piso a sus adoradas creencias.

Era predecible también que los líderes religiosos salieran a decir algo a favor del dios creador del universo, el cual Hawkins, uno de los físicos de más renombre en el mundo, acababa de probar innecesario

Las declaraciones más sonantes han sido:

"Creer en Dios no consiste en taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe" – Rowan Williams, Arzobispo de Catnerbury

"La ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar (...). La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver qué significan. Son dos empresas intelectuales distintas" – Jonathan Sacks, Rabino en jefe de la Congregación Unida Hebrea de la Unión

“Si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen” – Ibrahim Mogra, presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña

Pero la mención más importante sobre el asunto no viene de otro si no de el mismísimo Papa Benedicto, en su carta para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011:

“En efecto, hay una fuerte corriente de pensamiento laicista que quiere apartar a Dios de la vida de las personas y la sociedad, planteando e intentando crear un “paraíso” sin Él. Pero la experiencia enseña que el mundo sin Dios se convierte en un “infierno”, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza”

Va a ser difícil encontrar otro texto escrito por otra persona con tanto cinismo en tan pocas palabras. Ratzinger acusa al laicismo de crear un “infierno” lleno de egoísmo y odio. Sin embargo, la iglesia católica ha sido una de las grandes fuentes de egoísmo, y odio, al pretender que los homosexuales no obtengan los derechos y protecciones que merecen, o equiparando la ordenación de las mujeres con el abuso sexual infantil.

Pero hay más

En cambio, cuando las personas y los pueblos acogen la presencia de Dios, le adoran en verdad y escuchan su voz, se construye concretamente la civilización del amor, donde cada uno es respetado en su dignidad y crece la comunión, con los frutos que esto conlleva.

No necesita dársele muchas vueltas al asunto para darse cuenta de que cuando Ratzinger quiere que los pueblos acojan la presencia de Dios, lo que en verdad pretende es que se le preste atención a él. Dios no va a bajar a hablar con los pueblos, ni a explicarnos cómo debe interpretarse la Biblia. En una sociedad como la que pretende Ratzinger, la dignidad nunca podría ser alcanzada, así como no podría en un régimen totalitario en donde unos tienen más derechos que otros y ningún mandato puede ser cuestionado.

Finalmente

“Hay cristianos que se dejan seducir por el modo de pensar laicista, o son atraídos por corrientes religiosas que les alejan de la fe en Jesucristo. Otros, sin dejarse seducir por ellas, sencillamente han dejado que se enfriara su fe, con las inevitables consecuencias negativas en el plano moral.”

Obviamente a Ratzinger no le agradan los que se rehusan a ser simples borregos que necesitan de un pastor. Pero en efecto, existen quienes desean retener su identidad de católicos, pero a la vez buscar un mundo mejor a través de la ciencia y derechos humanos para todos. Naturalmente, este concepto es negativo para Ratzinger.

El desdén de Ratzinger por los hallazgos de la ciencia es increíble. Más aun, estas declaraciones vienen luego de una tormenta causada por la salida a la luz de varios casos de abusos sexuales que envuelven a la iglesia católica y a sus altos mandos, casos que aun siguen saliendo a la luz.

No es sorprenderse entonces que ni los británicos ni los escoceses deseen financiar las visitas del Papa a sus países. Nadie quiere a alguien que prefiere guardar la reputación de su institución en lugar combatir los abusos sexuales que esta comete. Nadie en sus cabales, al menos.

Ok, mientras solamente sea uno