Así pues, qué hacer una vez que sabes que eres ateo?
Lo complicado de decirle a los familiares “soy ateo” se encuentra en que en primer lugar, por lo general son gente a la que quieres sin importar lo que sean. Romper relaciones con ellos es muchas veces demasiado doloroso como para que valga la pena hacerlo. Otro de los aspectos que hace de este un paso difícil es el que muchas veces uno sigue dependiendo de ella. Cuando este es el caso, lo más recomendable es mantener un perfil bajo, por más desagradable que eso sea. Un adolescente que grita “Noh KreOo n dIOzz!!!1” es difícilmente tomado en serio por parecer ser una de las más fases rebeldes por las que uno pasa tratando de definirse como persona, especialmente si se hace de una forma tan estridente.
Hablar de libertad, de revolución y opresión tampoco ayuda mucho pues sigue sonando al mismo rollo rebelde sin causa que describí anteriormente. Cuando uno ha sido formado en un ambiente creyente, dentro de un colegio religioso y en el seno de una familia religiosa, el decir de frente “Soy ateo” hace que ante sus ojos todo lo que uno diga sea errado e indigno de tomarse en cuenta, con pocas excepciones. Hay que tener muy en cuenta que en estos casos ir al choque contra aquellos que tienen la sartén por el mango es lo más estúpido que uno pueda hacer.
¿Qué hacer entonces? La mejor actitud es mantener la calma y la compostura, pero siempre haciendo preguntas: “Cómo puedo demostrar la existencia de Dios? ¿Cómo sé yo que mi creencia es real y no lo son otras distintas? ¿Por qué ya no se producen tantos milagros como antes?” Mostrar una actitud de curioso interés hace el asunto más llevable y no lo deja a uno como un rebelde sin causa o peor aun, un malcriado.
Si las campanas son usadas para condicionar el comportamiento en animales ¿Es por eso que una campana es usada durante el sacramento de la eucaristía?
Si una persona tiene un amigo imaginario, está loca Si muchas personas tienen el mismo amigo imaginario, ¿es religión?
En caso de que uno tenga que asistir a celebraciones religiosas lo ideal es buscar una excusa de suficiente peso. La misa dominical puede evitada para quedarse a estudiar, aunque el bautizo del primito pueda necesitar un examen importante. La misa por las bodas de plata de los abuelos es imperdible eso sí. En esos casos lo importante son las personas que lo celebran y no la celebración en sí.
La confirmación es muchas veces algo más difícil pues requiere tomar una decisión que mantendrá la atención puesta en uno. Sin embargo, siendo un sacramento tan importante, no se debería tomar a la ligera. “Sé que es algo importante, por lo que aun no quisiera hacerlo con tantas dudas en mi corazón” es algo bastante simple y que puede ahorrarle a uno el constante sermoneo de los familiares. Uno queda como un rey siendo consciente de que no puede tomar algo como cualquier cosa. Posponer la confirmación hasta un momento indeterminado es mucho más fácil que oponerse a capa y espada.
Terminar la educación básica y empezar una carrera universitaria o empezar a mantenerse a uno mismo marcan algo más de libertad a la hora de declarar aquello en lo que uno no cree. Es entonces cuando el ateísmo de uno puede dejar de ser visto como rebeldía para pasar a ser producto de la educación. También ayuda el señalar la tendencia entre aquellos con educación superior a no creer en Dios, o al menos a no considerarse religiosos. Stephen Hawking y Richard Dawkins, en su calidad de científicos expertos en su área son excelentes para citar.
Hay una diferencia fundamental entre la religión,
la cual está basada en la autoridad, y la ciencia,
la cual se basa en la observación y la razón.
La ciencia ganará porque funciona
la cual está basada en la autoridad, y la ciencia,
la cual se basa en la observación y la razón.
La ciencia ganará porque funciona
Empezar a vivir solo es ya un paso mucho más liberador en donde ya no importa mucho lo que la familia tenga que decir sobre la vida de uno. Quizas la falta de creencia en la vida de uno pueda ser motivo de discusión en alguna infaltable e insufrible reunión familiar, pero en ese caso lo mejor es tomar el tema con humor y sin tomárselo en serio. Eventualmente uno acaba siendo el primo excéntrico o el tío que hace chistes de todo.
Hasta ahí uno puede lidiar en mayor o menor medida con la familia propia. Sin embargo, los problemas vuelven a aparecer cuando la familia política de uno te ve con malos ojos por ser una “mala influencia” para tu eventual pareja. Afortunadamente yo no he tenido que llegar a este punto, pero creo que, el ser lo más independiente posible ayuda a aliviar un poco las tensiones, y es que el ser uno ateo en casa de los suegros debe ser peor de lo que suena.
En fin, estos son solo unos consejos genéricos para lidiar con la familia. Sé que cada familia es un mundo y que cada quién tendrá que lidiar de forma distinta con la suya en caso de que nuestra falta de creencia sea motivo de tensiones. Pero a final de cuentas, familia es familia y para bien o para mal uno los quiere y aprecia.
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