De entre todas las aberraciones que Cipriani ha engendrado (las cojudeces de los derechos humanos, el lío de la PUCP, los amores con el régimen fujimorista y un largo etc.) este último no se queda tan solo en los periódicos o en su programa de radio.
Esta vez Cipriani llega a la web.
En otras palabras, el arzobispado se sube a la combi de las redes sociales para promocionarse y estar acorde con los tiempos. Supongo que el crecimiento del apoyo a las iglesias evangélicas tiene medio nervioso al máximo representante de la iglesia católica en el Perú, y, notando lo populares que son las redes sociales y el gran uso que hacen los peruanos de internet, Cipriani decidió que sería una excelente idea predicar desde el teclado.
Por un lado entiendo que si una entidad quiere sobrevivir, debe adaptarse a los tiempos. Pero por el otro, me parece pasadísimo de vueltas el que se quiera presentar “preocupación por el tema de la pedofilia y la pornografía en las redes sociales y en internet”, cuando la iglesia católica es la primera en estar en la mira cuando de pedofilia se trata.
El arzobispado pretende esparcir su mensaje a través de “Link”, la entidad encargada (léase, brazo armado) de dar presencia al purpurado en la red. Y ni cortos ni perezosos, empezaron la propaganda con una canción, al mejor estilo de la misa dominical en la que se entona una canción mientras el padre entra solemnemente seguido de sus monaguillos.
Sin embargo, la canción de marras tiene una historia bastante ridícula (como mucho dentro de la iglesia católica). Como verán, la cuenta de Youtube que aloja este video pertenece a UteroTV. ¿Por qué no en la cuenta de Link? Porque si bien al inicio el video estaba alojado en esa cuenta, poco después fue eliminado. ¿Por qué? Unos dicen que debido al escarnio que se hizo sobre la canción. Pero demostrando lo poco que el arzobispado sabe sobre internet, decidieron quitarla. Craso error, pues todo lo que entra a la red nunca sale.
En fin, veamos qué nos depara el mensaje de Cipriani (sí, Cipriani, nada de su eminencia ni cosas por el estilo). Tengan por seguro que no va a ser distinto a los ladridos que lanza desde su púlpito.
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