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Sunday, September 20, 2009

El (ex) padre Martín es un buen tipo. El cardenal Cipriani es el mismo imbécil de siempre.

No tengo una muy buena imagen de los sacerdotes. La mayoría de aquellos que he conocido por lo general son orgullosos y arrogantes sabelotodos que siempre andan listos para juzgarte y enseñarte lo correcto, de acuerdo a lo que diga el Vaticano.

Sin embargo, hay sacerdotes y sacerdotes, y un sacerdote que sea capaz de romper su voto de obediencia y pensar por sí mismo para hacer algo que realmente sea bueno, a pesar de exponerse al rechazo de su institución (y seguirlo haciendo después de eso), es alguien para admirar.

Ese sacertote es el padre Martín. Perdón, ex Padre Martín




El padre Martín, o Martín Sanchez Terán, era un sacerdote que trabajaba para mejorar la vida de los niños pobres del Perú, algo que este país necesita a gritos. Tenía una organización, “El Hogar de Cristo”, en el cual ayudaba a los desamparados y empleaba a jóvenes a través de una panadería. Con estas obras empezó a ganar una buena reputación.

Luego vino el escándalo:
El padre Martín Sánchez, director de la organización El Hogar de Cristo, fue detenido esta madrugada en compañía de otras 3 personas en un confuso incidente en la Costa Verde.

[…]

Los policías que lo intervinieron dijeron haberlo encontrado con evidentes síntomas de ebriedad y en un plan romántico con su asistente personal, quien estaba sentado en sus piernas.
Siendo un sacerdote, esto fue bastante hipócrita. Martín era gay, pero a la vez pertenecía a una institución que discrimina y demoniza a los homosexuales. Al menos no hizo nada con menores, sino con adultos conscientes de sus actos.

Entonces vino la suspensión, Cipriani, con la pendejada que lo caracteriza, lo suspendió. Creo que hasta este punto, era algo más o menos entendible: al haber roto sus votos de celibato (y encima con un hombre) el castigo era justo. No sé hasta qué punto fue suspendido, ya que aparentemente Martín ya no puede llamarse “padre”.

De acuerdo a Martín:

“Le rompí los esquemas (a Cipriani). Como cura iba al gimnasio, hacía aeróbicos, bailaba marinera, tomaba pisco sour o promovía una peña en un restaurante. Esas formas no le agradan a un conservador”.

Sin embargo, luego de que Cipriani lo suspendiese “las donaciones al entonces Hogar de Cristo se redujeron al 30% de lo habitual y había que ver la forma de recuperar el monto para seguir con sus labores sociales.”

“La única opción era pensar en generar empresas. Así que me metí a estudiar maestrías y posgrados de gerencia estratégica en la UPC, ¡y eso me dio unas luces tremendas! (...) ¡Pero cambiar de Hogar de Cristo a Ciudad de Dios no fue nada fácil!”, narra un efusivo Martín Sánchez.

También hubo una acusación por tráfico de pornografía infantil, la cual acabó siendo falsa y solo una maniobra para desprestigiar a Martín. Hasta ahora no se sabe a ciencia cierta quién estuvo detrás de esto.

Martín es un tipo liberal y bastante inteligente, como lo demuestran sus posturas sociales y en cuanto a la iglesia católica:

Martín está a favor de que el celibato se debe terminar por anacrónico y también apoya el matrimonio entre homosexuales, ideas que tal vez no podía propalar con una sotana encima.

En ese sentido, él considera que “una opción (sexual) puede ser tan válida como otra”, pero en su caso la tiene clara: no niega volver a tener una relación con una mujer (recuerda que tuvo una novia antes de escoger la vida sacerdotal). “Atesoro la imagen de ser inmensamente feliz con lo que Dios me ponga. Por ahora, mi prioridad es ser un empresario social exitoso”, asegura.

Como dije anteriormente, fue hipócrita de su parte el ser un sacerdote cuando era también gay. Fue suspendido de la iglesia, lo cual es un castigo entendible. Pero es ahí donde la iglesia católica muestra su verdadera cara: luego de suspenderlo, las donaciones a su obra bajaron hasta el 30%, lo cual afectó principalmente a los niños necesitados. La iglesia católica se preocupa más de su propia imagen y orgullo, que de aquellos en quienes supuestamente debe enfocarse si de verdad fuese consistente con lo que predica. En realidad es la misma hipocresía católica de siempre.

Martín sigue trabajando por los necesitados, no como cura, sino como empresario, a pesar de haber sido rechazado por aquellos que se supone deben ser los primeros en ayudar a los necesitados. Ahora, libre de esa institución tan despreciable, le es posible pensar y decir lo que piensa sin estar supeditado a las anticuadas e irracionales posturas de sus superiores. Martín. Cometió algunos erroes, pero sigue trabajando para quienes lo necesitan y puede pensar libremente.

Eso lo hace un buen tipo. Si más gente fuese como él (especialmente dentro de la iglesia católica) otro sería el mundo.
"Que esté permitido a cada uno pensar como quiera; pero que nunca le esté permitido perjudicar por su manera de pensar" Barón D'Holbach
"Let everyone be permitted to think as he pleases; but never let him be permitted to injure others for their manner of thinking" Barón D'Holbach